La nanotecnología
La nanotecnología
El progreso tan impresionante que ha tenido la electrónica ha sido
debido a la posibilidad de conseguir dispositivos cada vez más
diminutos, lo que permitido fabricar circuitos muy complejos de un
tamaño razonable.
Cuando se fabrican objetos de tamaño del orden del nanómetro comienzan a
mostrarse los efectos cuánticos y sus propiedades cambian
sustancialmente, a veces esto es una ventaja y en otros una desventaja.
El comienzo
Aunque el origen de la nanotecnología puede fijarse en la invención del
microscopio de efecto túnel (STM) para Binning y Rohrer en 1981 ya en la
antigüedad se daba color a cristales con la inclusión de partículas de
tamaño nanométrico que interaccionaban con la luz.
El microscopio de efecto túnel consistía en una punta metálica acabada
en uno o pocos átomos y que mediante un sistema de control se mantenía a
una altura estable sobre una superficie mientras la recorre en barridos
sucesivos. Las
variaciones de distancia de la punta en la superficie se detectan
observando los cambios en la intensidad de corriente entre la punta y la
superficie debido al efecto túnel y que varía exponencialmente con la
distancia. Dibujando
mediante un ordenador la señal que se ha enviado a la punta para
mantener la distancia constante podemos obtener un gráfico de la
superficie. Este microscopio permite observar los átomos individuales.
Los microscopios de fuerza atómica desarrollados posteriormente
permitían además observar superficies que no eran conductoras, lo que
les hacían más versátiles.
Con estos microscopios más se podían desplazar átomos sobre la superficie para escribir textos o fabricar dispositivos.
Métodos de fabricación
En la actualidad los métodos de fabricación se pueden dividir entre los de abajo a arriba y los de arriba a abajo.
Los métodos de abajo hacia arriba pretenden formar estructuras más grandes a partir de bloques más pequeños. Entre
estas técnicas tenemos las que utilizan moléculas de ADN para producir
otros con una disposición concreta, la técnicas de autoensamblaje que
consiguen que varios componentes de molécula única unan en
configuraciones prefijadas y los microscopios de fuerza atómica que
consiguen depositar sustancias sobre una superficie siguiendo un patrón
deseado.
Las técnicas de arriba abajo crean dispositivos pequeños utilizando otros más grandes para dirigir su montaje. Los
procesos de fotolitografía empleados en la fabricación de circuitos
integrados ya hace tiempo que consiguen tamaños suficientemente pequeños
para ser considerados nanotecnología. Con estas técnicas se consiguen también fabricar dispositivos nanoelectromecánicos o nanomáquinas y no sólo electrónicos. Con chorros de iones focalizados consiguen depositar o remover sustancias a escalas nanométricas.
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